El viejo lobo de mar
sigue sentado en la playa
tejiendo sus blancas redes,
aunque ya no pesque nada.
Ya hace un lustro que pasó
el tiempo de ir a la mar
y lanzar su red al agua
para el sustento ganar.
El Alzeimer lo apresó,
esa terrible palabra
que convierte a un ser humano
en un viviente fantasma.
Pero él, sigue con sus sueños
y esa bendita ignorancia,
de no saber donde está
de no saber lo que pasa.
Y allá en su imaginación
sigue surcando en su barca
las aguas del Mare Nostrum
soplando la tramontana.
Ya dejaste de luchar
y de pensar en mañanas
que ya nunca llegarán,
solo tus sueños te aguardan.
Sigue viejo pescador,
no temas, no ocurre nada,
todos tus seres queridos
te cuidan y te acompañan.
La barca del pescador
sigue varada en la playa
y él en la arena sentado
tejiendo sus redes blancas.
Julia L. Pomposo