En horas de tocar fondo,
de necesitar consuelo,
de arrastrarme por el suelo,
entre tus brazos me escondo.
No hay un bálsamo mejor
que el de asomarme a tus ojos
que me miran sin enojo
¡Te quiero tanto Señor!
Al contemplar esa Cruz
donde todos te pusimos
siento un dolor infinito
del que me consuelas Tú.
Eres mi hermano mayor
mi compañero y amigo,
aquel en quien yo confío
¡Te quiero tanto Señor!
Para amar como Tu amaste
con ese amor tan enorme
es necesario ser Hombre,
ser Espíritu y ser Dios.
Porque ahí quiero estar yo,
perdóname si he pecado
y no me eches de tu lado
¡Te quiero tanto Señor!