Hoy el día amaneció oliendo a pólvora y fuego,
hoy el tronar del cañón me despertó de mi sueño.
y de pronto comprendí que no se por que peleo,
contra quien estoy luchando, ni que bandera defiendo.
Hoy cogí papel y lápiz para escribir lo que veo
y así dejar testimonio de este absurdo enfrentamiento.
No se si en mi corazón queda ya algún sentimiento
una fría indiferencia me recorre todo el cuerpo.
Entre el fragor de la lucha, de pensar no tengo tiempo
y poco a poco en mi mente se me borran los recuerdos.
De mi amada ya no evoco ni sus ojos, ni su pelo,
ni el perfume de su piel ni a lo que saben sus besos.
Ya he olvidado el aroma de las flores de mi huerto,
el de la tierra mojada y ese del pan recién hecho.
Los niños de este pais, no son como los del nuestro,
aquí no juegan ni rien porque no les queda tiempo.
Luchan por sobrevivir entre tanto sufrimiento,
aquí empuñan un fusil y dejan soldados muertos.
Pero he de acabar mi carta, algo me ha dado en el pecho
Pero he de acabar mi carta, algo me ha dado en el pecho
y de un rojo carmesí se está tiñendo mi cuerpo.
Espero que alguien la lea y que terminen con esto
pues la guerra es entre todos, el peor de los inventos.
Y como un día comentó alguien que ya no recuerdo.
"Si los que ordenan las guerras, tuviesen que luchar ellos,