Yo soy de lágrima fácil
lo confieso sin pudor.
No sé si es virtud o defecto
o solo causa y efecto.
Me hacen llorar, como a usted,
las injusticias del mundo
y el sufrimiento de un niño
que nunca pidió nacer.
Pero también me emociono
con cosas, tal vez banales
y si para otros resultan
motivos superficiales
a mí me tocan la fibra
y me hacen estremecer.
La Lacrimosa de Mozart,
un poema, una canción...
pero para no cansarles
de muestra valga un botón.
Me conmueve la belleza
de un cuadro de Botticelli
y me estremecen las notas
de un nocturno de Chopin.
He llorado emocionada
al poner por vez primera
mis pies en Jerusalén
y sentirme transportada
a las raices de mi fe.
Quizá sea una sensiblera
algo pasada de moda
tal vez trasnochada y boba
pero tengo algo muy claro
¡No me quiero endurecer!
Julia L. Pomposo